Concerto para grupo... y expertos


Crónica del concierto de Kotebel + Yang en Madrid
Fecha: 24/4/2010, 23:00h.
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Crónica del concierto de Kotebel + Yang en Madrid
Fecha: 24/4/2010, 22:00h.
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Concerto para grupo... y expertos

Texto: Pablo M. Beleña / Fotos: Dave Garia

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 Si alguna vez me pregunto la fórmula por la cual un grupo o un artista puede llenar grandes salas, pabellones o estadios, admito que adentro en el terreno de las injustas apreciaciones parciales. Me gusta que AC/DC llene allá donde vaya. Y que tenga 2 millones de fans, por ejemplo, en Facebook. ¿Pero por qué puede un grupo como Kotebel tener el nivel y tocar una música tan mágica y sólo permitirse actuar en una sala como Clamores? No son contradicciones. Arte y música se codean con la pasión y el amor por el buen gusto. Por eso nunca un espectáculo de gran nivel es sinónimo de masas. Pero los que disfrutamos de un buen pedazo de este pastel sonreímos igualmente. Así fue una noche con los españoles Kotebel y los franceses Yang.

 Perdonad por la introducción tan reflexiva. Pero es así. Un Bisbal, una Madonna o unos Muse siempre harán reventar taquillas. Pero no quiere decir, y bien lo sabemos los buenos amantes del progresivo, que hagan un concierto mejor. Pero no sigamos por el camino de los sentimientos y las posiciones parciales. Ya sabemos lo que nos parece mejor y peor música. Vayamos a la chicha.

Esta formación nacional, que ofrece un formato de quinteto con dobles teclados, es ahora lo más grandioso en nuestro país a la hora de escuchar una música parecida a lo que King Crimson hacían en los 90 con 'ThraK' o los ProJeKcts. Por eso, a quienes les encante esa etapa del rey carmesí, no puede ni debe volver a perderse una cita con Kotebel.

Sinceramente, pocas veces he visto tanta compenetración, nivel interpretativo y una música instrumental de tal nivel en directo. He visto a grandes de este género. A los citados Crimson. A un mágico Peter Hammil. A unos artistas que son Dream Theater. A unos impresionantes Porcupine Tree. Y a muchos mitos más. Por eso me permito el lujo de invitaros a conocer en vivo a Kotebel en la próxima ocasión porque no os decepcionarán.

Una sala como Clamores es verdad que les hacía el favor de llegar más cerca a ellos y disfrutar mejor de su música, de su delicada interpretación. Por ejemplo, Carlos y Adriana Plaza son un dúo impresionante de teclados, sintetizador y piano. Carlos es natural de Venezuela y tiene raíces familiares ancladas en el mundo de la música. Tuvo una amplia formación de piano y ha creado desde los 70 bandas de rock. Ha estado componiendo temas durante todas estas décadas dentro de los géneros del rock progresivo y música clásica. Su hija Adriana, de tan sólo 20 años, ya es una grande de los teclados y está perfectamente integrada en Kotebel.

 El resto de la banda también ostenta un nivel formidable. Su batería Carlos Franco es sencillamente impresionante e iguala de gran forma el estilo de percusión de Pat Mastelotto, quien me fascina, personalmente. Jaime, bajista, es otro virtuoso que me recordaba por momentos al mejor Tony Levin, sobre todo cuando se puso a hacer tapping. César, guitarrista, era capaz de sonar como los mejores Belew y Fripp juntos, sin querer caer demasiado en comparaciones.

Debo decir que me enamoró el juego de diálogo entre los dos teclados. Parecía imposible que hiciera falta tanto, y que siempre un gran teclista puede bastarse por sí solo, pero aseguro que cobraba sentido la presencia de dos músicos en ese puesto. Comenzaron demostrando esto con la apertura a cargo de 'Behemoth', del último y celebrado último álbum, 'Ouroboros' (2009), un tema muy pero que muy ProjeKcts pero con mucho peso melódico de manos de los teclados, al igual que paisajístico. Me encantaba ese estilo reflejado en una batería machacante pero siempre con sentido y cuidando el sentido del ritmo. El bajo a un nivel de sonido que no se escucha en ningún otro estilo de música, o la guitarra estridente, al modo 'Elephant Talk'. También me quitó el hipo la compenetración de todos los miembros de Kotebel para una música tan compleja en interpretación, y los maravillosos cambios de ritmo de Carlos Franco.

Todo esto, en su haber. En su debe, al tratase de una banda de música instrumental y por tanto sin vocalista, pierde contacto físico con el espectador. Carlos Plaza se encargaba de las presentaciones, pero había algo de frialdad en el ambiente, como con los silencios entre canciones. Eso es cuestión de pulirlo. Ya al tercer tema vimos algo más propio, no tan apegado a la música que Fripp definió en su vida como fabril y llena de improvisación. El comienzo de redobles y la gradual entonación de cada instrumento me recordaba a 'Mars', al versión que Crimson hizo de clásico de Holzst, uno de los planetas de la mítica obra de música clásica.

 Se les notaba a gusto, sobrados, si es que este término me acepta una acepción no despectiva sino propia de un piropo. Conocen su instrumento como si fuera parte de sus cuerpos y eso se nota en la frescura, como ver a Adriana de pie tocando de vez en cuando las teclas. Y todo, pese, insisto, a la complejidad de sus canciones.

El quinto tema fue un adelanto de lo que va a ser su nuevo disco, por mucho que no haya pasado más que un año de 'Ouroboros'. Se trataba del tercer movimiento de 'Concierto para Piano y Ensamble Eléctrico'. Aseguró Carlos Plaza que el piano iba a tener un gran peso en él, así que promete, y mucho. Por eso Adriana tomó el peso de los teclados y se colocó en primera fila de escenario para ser la teclista principal. Muy buena formación de piano de la joven, que encandiló a todos con este tema. A veces recordaban a Van der Graaf, cuando Hammill toma más riendas en el asunto con sus pianos. También sonaba a veces como el Rick Wakeman más clasicista, con aportes de Carlos sonando al modo Tony Banks, otro mito de los teclados.

Hubo dos temas más, pero me quedé encandilado con este adelanto, porque resume muy bien lo que pueden dar: una tormenta sonora, un caos ordenado al estilo crimsoniano, aunque sonando a banda de piano más orquesta (donde guitarras, bajo y batería asumen un plano secundario).

 Después tocaron Yang, la banda francesa de Frédéric L'Épée. Gran sensación, aunque comenzar casi a la 1 de la mañana cortó mucho -eso que llamamos- el 'rollo'. A pesar de todo, gustó mucho su mezcla de estilos, también con música instrumental, combinando a los crimson de la etapa 'Discipline' -mucha fusión de rock y funky-, así como jazz-rock. De todos modos, no hace falta ser un genio para ver que L'Épée era un 'fan' de Robert Fripp. Cosas que, por supuesto, suponen un placer para todos.

Por todo ello, como decía en la introducción de esta crónica, fue una gran velada de música tras la cual uno se pregunta... ¿por qué no es este tipo de concierto el que llena estadios? La solución, como siempre, la tiene el ser humano. Somos así. Pero me niego a considerarme una 'minoría' o una élite. Cada uno disfrutamos con lo que nos gusta, y punto. A repetir experiencia, y punto. Os lo aconsejo. Viva el rock progresivo.

- Más información:
http://www.kotebel.com

http://www.yanggroup.fr

- Músicos:
- Carlos G. Plaza: Teclados
- Adriana Plaza: Teclados
- Carlos Franco: Batería y percusión
- Jaime Pascual: Bajo
- César Garcia Forero: Guitarra

- Calificaciones técnicas:
Set list: 7
Sonoridad: 8
Duración: 7
Interpretación: 10
Actitud: 8
Público: 8
Media: 8

- Ficha técnica:
Madrid, 24 de abril 2010, sala Clamores, Madrid.
Hora de comienzo: 23:15.  |   Hora de final: 00:30.
Espectadores: 60 aprox.

- Set list:
-

Pablo M. Beleña
Abril 2010

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