Crítica del disco de Flor de Loto - 'Árbol de la vida' (2016)

Nuevas ramas en el árbol progresivo de Flor de Loto

Flor de Loto - 'Árbol de la vida'
(Junio 2016, Azafrán Records)

Flor de Loto - 'Árbol de la vida

Cada vez que FLOR DE LOTO nos traen algo nuevo que se ha sembrado y cosechado meticulosamente en su inquieto jardín musical se trata de buenas noticias para la avanzada rockera del Perú: pues bueno, en julio del presente año 2016 tenemos el disco nuevo del momento, el cual responde al título de “Árbol De La Vida”. Se trata del sexto trabajo de estudio con material nuevo del grupo, el cual ya ha conquistado fehacientemente su posicionamiento como figura líder de la vanguardia rockera peruana. El quinteto de Alonso Herrera [guitarras y voz], Alejandro Jarrín [bajo], Junior Pacora [flauta, vientos andinos y charango], Pierre Farfán [guitarras] y Álvaro Escobar [batería y percusión]. Escobar se mantiene desde la alineación que se hizo cargo del disco anterior “Nuevo Mesías”, pero debemos tener en cuenta que hubo un ínterin en el que se apartó de la banda para ser momentáneamente reemplazado por Iván Sotomayor. Conocemos a Farfán desde los tiempos del DVD “Medusa” al haber sido presentado junto a Sotomayor en los bonus: él reemplaza a Ignacio Márquez y cumple muy eficazmente la labor de complementar a Herrera en los diálogos de las guitarras duales, intercambiando solos en algunas ocasiones. El quinteto cuenta con ocasionales colaboraciones de parte del teclista Gabriel Iwasaki y la violinista Elvira Zhamaletdinova, además de una participación especial de un héroe mundial de la voz metalera como Fabiol Lione. Volveremos a esto más adelante. “Árbol De La Vida” es, ante todo, el testimonio de un nuevo vigor abismal que brota del seno vital de FLOR DE LOTO como una motivación continua para su perpetua creatividad. Veamos ahora los detalles de este nuevo capítulo en la trayectoria del grupo.

Abre el repertorio la pieza instrumental ‘Quinta Dimensión’, composición de Herrera que comienza con una fastuosa orquestación de teclados que se extiende por dos minutos, hasta que la triangulación de dos guitarras y flauta introduce el cuerpo central, aguerrida e incendiariamente metalera dentro de una bien cuidada estilización temática. Los modelos de IRON MAIDEN, SYMPHONY X y JETHRO TULL son manejados con una frescura renovadora que se traduce en un vigor electrizante y, a la vez, refinadamente estilizado. La primera pieza cantada es ‘Odisea’, la cual exhibe una arquitectura que ya conocemos en otros ejemplos de dinamismo épico expuestos en discos anteriores: un cuerpo central frenético, llamativos riffs asentados sobre una sofisticada ingeniería rítmica, un interludio ralentizado que abre campo a texturas solistas de flauta, retoma del cuerpo central para la conclusión. De autoría de Jarrín son otros dos instrumentales: ‘Supernova’ y ‘Elementos’. El primero de ellos establece una ágil combinación de atmósferas orientales y andinas para el armado armónico del motif central así como para los pasajes intermedios, los cuales transitan entre lo sobrio con tendencia etérea y lo extrovertido con fragor rockero químicamente puro. El segundo también ostenta tintes exóticos en su gama multitemática, aunque en este caso se elabora un juego de contrastes mucho más pronunciado entre los momentos fulgurantes y los sutiles: de este modo, los diversos motivos se suceden como breves capítulos dentro de una trama compactamente hilada en sus avatares internos. El clímax final exhibe una fiereza inapelable. En medio de estas dos piezas se sitúa ‘Regression’, canción que cuenta con la participación especial del vocalista de RHAPSODY OF FIRE y ANGRA Fabio Lione. La onda de ‘Regression’ está emparentada con los paradigmas de OPETH y SYMPHONY X, metal sofisticado con matices y trucos propios de la tradición progresiva; en el específico contexto del presente álbum, esto supone una refrescante labor de dosificación del vigor rockero imperante dentro de los confines del esquema melódico en curso.

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‘Fragilidad’ es una canción especialmente significativa pues la musa de Herrera para esta ocasión es su preciosa hija, nacida en el año 2015. Gozando de un fuerte tenor folklórico en su esquema melódico, el hermanamiento cristalino de guitarra acústica y charango brinda una ensoñadora vibración en el bloque instrumental que inicialmente soporta al canto, uniéndose poco después las maderas y la base rítmica. El posterior despliegue de polenta rockera se mide oportunamente dentro del presente contexto, y cómo no, las magistrales intervenciones de Pacora gestan un color soberbio. El instrumental ‘Décimo Planeta’, compuesto al alimón por Farfán y Herrera, nos obsequia un momento especialmente filudo, con un enfoque frontal y elegante que se siente bien encuadrado dentro de las coordenadas estilísticas de IRON MAIDEN y FATES WARNING. Los ocasionales ornamentos de teclado sirven para realzar ciertos riffs estratégicos con una sobria iluminación cósmica. Por su parte, ‘Ciudad De La Muerte’ apela a un groove parsimonioso para expresar un mensaje sombrío y furioso: la atmósfera patentemente nebulosa se recubre de un nimbo amenazante, ciertamente muy estilizado a fin de no caer literalmente en un exceso autocomplaciente de dramatismo, pero el dramatismo está allí definitivamente: el intermedio acústico abre campo a líneas melancólicas trazadas por la flauta, algo muy útil para mantener el equilibrio emocional en medio del tormento reinante. Ya nos acercamos al final del disco cuando emerge ‘Cruz Del Sur’ para proponer un viraje desde la oscuridad precedente hacia un nuevo colorido, capitalizado por una espiritualidad ceremoniosa que se desarrolla sólidamente a través de los diversos motivos. La presencia del violín resulta crucial para el despliegue melódico con un fabuloso solo (mientras que en ‘Elementos’ su función era la de reforzar algunos riffs). La canción homónima ocupa un ambicioso espacio de 9 ½ minutos, cerrando así el repertorio oficial del álbum. Su esquema nos remite a esa magna mini-suite que cerraba y daba título al tercer álbum “Mundos Bizarros”, y hasta cierto punto, también a la fastuosidad electrizante dominante en el catálogo de “Imperio De Cristal”. El manejo de la fiereza rockera en curso va muy a tono con los aspectos explícitamente musculares del repertorio precedente; con el empleo de cadencias afro-peruanas en ciertos pasajes estratégicos (incluyendo unos golpes de cajón) se logra realzar la vehemencia señorial de este tema de cierre. Cabe precisar que la letra de esta canción está inspirada en un poema del psicoanalista Donald Winnicot.

Como bonus track se nos brinda la versión en español de ‘Regresión’, y de hecho, nos parece que tiene un resultado más acabado, se siente más natural la conexión entre el canto y la instrumentación: de todas maneras, su situación como bonus convierte a esta versión como una agradable anécdota dentro del esquema general del álbum. Como balance general, apreciamos al producto global de “Árbol De La Vida” como un trabajo muy bien logrado. En muchos sentidos, extrañamos la elaboración de climas prog-sinfónicos en el entramado del álbum anterior “Nuevo Mesías”, pero el ideal viviente de FLOR DE LOTO opta actualmente por reconstruir las acechanzas musicales de “Imperio De Cristal” y “Mundos Bizarros” para darles un fragor nuevo. Sea cual sea el transcurso de sus incansables inquietudes evolutivas, FLOR DE LOTO saben mantenerse en la cresta de la ola del rock sudamericano con cada serie de nuevas ramas que brotan del tronco de su árbol progresivo.

Calificación: 8,5/10


- Muestras de 'Árbol de la vida':


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cesar inca mendoza

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