Crítica del disco de Steven Wilson - 'The Harmony Codex' (2023)

Códices fáciles de descifrar o cómo vender burras a precio de unicornios

Steven Wilson - 'The Harmony Codex' (29 septiembre 2023)
Sello: Virgin/Universal; Calificación: 6,5

Steven Wilson The Harmony Codex

1. "Inclination" 7:15
2. "What Life Brings" 3:40
3. "Economies of Scale" 4:17
4. "Impossible Tightrope" 10:42
5. "Rock Bottom" 4:25
6. "Beautiful Scarecrow" 5:22
7. "The Harmony Codex" 9:50
8. "Time is Running Out" 3:57
9. "Actual Brutal Facts" 5:05
10. "Staircase" 9:26

Duración total: 64:02 minutos


Ficha técnica:
- Steven Wilson: Voz, guitarras, bajo, sintetizador, piano, teclados, efectos...
* Colaboran: Ninet Tayeb, Craig Blundell, Adam Holzman, Jack Dangers, Sam Fogarino
- Producido por Steven Wilson


Steven Wilson - The Harmony Codex

Sin duda que en estos tiempos tan revueltos y reaccionarios, a muchos autores de contenidos, que además somos periodistas de formación y titulados, nos da miedo a veces ejercer la profesión. Supongo que como a otros profesionales, incluidos los artistas como los músicos. Pero la diferencia es que a Steven Wilson, a estas alturas, le resbala completamente lo que puedan decir u opinar de sus discos.

A mí, particularmente, sí me parece incómodo encontrarme casi siempre con legiones de fans radicales o trolls de internet que están a la que salta. Pero no por ello voy a dejar de decir todo lo que pienso desde hace años sobre Wilson. Dejando claro que es un genio vivo del rock y de la música en general, desde hace años ha apostado por una calle sin salida a una carrera en solitario que no se sabe a dónde le conduce.

Steven Wilson
Steven Wilson, promocionando 'The Harmony Codex'

No se trata de ser un fan cerrado del rock, como muchos hacen, y que en cuanto un grupo o artista que admira se pasa a la electrónica, al pop o al género que sea. Pero hace tiempo que Wilson camina por sendas peligrosas. Algunos alaban haga lo que haga, como si mañana le da por pasarse a la salsa o al merengue. La realidad es que ya son 3 discos de calidad más que discutible, con ideas confundidas sobre qué es la creatividad, según mi punto de vista.

'To the Bone' (2017) aburre, y apenas se puede revisitar. 'The Future Bites' (2021) mejoró la cosa, pero tampoco entusiasma el reencuentro con él. Y el principal problema con 'The Harmony Codex' es que se nos vendió una cosa que no lo es. Sinceramente, no hubiera habido problema en mostrar más humildad y honestidad por parte de Wilson y decir que iba a seguir haciendo prácticamente lo mismo que en estos 2 discos anteriores.

Pero claro, de por medio se metió Porcupine Tree en la ecuación... El mismo grupo del que renegó hace más de una década y dejó tirado para hacer una gira. Nosotros lo publicamos en primicia mundial, y se nos tachó de mentirosos, se nos acusó de inventar noticias cuando todavía no se hablaba de 'fake news'. La realidad era otra: sí había planes para rescatar a la banda, pero al última hora hubo desavenencias internas. Demostrado en 2021 cuando el grupo regresó, pero sin Colin Edwin, y con un formato de trío algo sorprendente.

Tras entusiasmar durante casi 3 años a los fans con este regreso de la mítica banda de culto, nos fue diciendo al público general que volvería a sacar disco en solitario en este 2023, y dejó caer por ciertos círculos que sería una obra que entusiasmaría a los fans de Porcupine. Era una clara estrategia comercial, a la vista de los hechos, para arrastrar a estos fans y que la promoción y las ventas le acompañaran.

¿Qué ofrece 'The Harmony Codex'?

¿La realidad? Pues que 'The Harmony Codex' es un disco bastante resultón, notable, excelente como siempre en sonido y producción, pero carente de alma, aburrido a veces, carente de originalidad y decadente en creatividad. Ahora, a quien no le guste, que corte la lectura y cierre la web. Pero es lo cierto. Wilson se limita a repasar de nuevo las influencias recogidas como frutos tras pasarse los últimos años de su vida revisitando obras de bandas míticas del progresivo, del pop y de la electrónica. A veces como remezclador otras como productor de sonido.

En 'The Harmony Codex' vamos a escuchar a Tangerine Dream, a Vangelis, a Mike Oldfield, a Peter Gabriel... mitos (como él, sin duda) del progresivo y la electrónica de calidad, pero que realmente aporta poco como artista en solitario.

Hay algo de 'easter egg', a modo de guiños y regalos para los viejos fans, que nos reconcilian con él, como el tema 'What Life Brings', una clara alusión a los primeros tiempos de Porcupine. También tenemos la progresiva 'Impossible Tightrope', que es un homenaje al progresivo en general, algo a la psicodelia y al avant-garde. Hasta el videoclip y las coreografías están concebidos bajo las mismas premisas que los de Yorke. Os animo a ver el cortometraje 'Anima' de Yorke.

También nos topamos con otras creaciones resultonas como 'Rock Bottom', una pieza pop, como las que firmaba ya también con Ninet Tayeb en 'To the Bone' y 'Hand. Cannot. Erase.', con guiños a los Pink Floyd más melódicos y accesibles, con claras alusiones a 'Confortably Numb'.

Pero la gran farsa sobre la que se edifica este álbum es que no es para nada un poco rock ni un poco-mucho progresivo. Es básicamente un disco de avant-garde y electrónica adulta, con claras referencias e influencias actuales como al trip-hop Thom Yorke y Radiohead (¿qué más se puede decir al escuchar 'Economies of Scale'?).

O también a la electrónica profunda y misteriosa de Peter Gabriel, que por cierto con su último disco le da mil vueltas en creatividad. Wilson incluso se permite meter samplers pregrabados en 'Actual Brutal Facts', 'Inclination' y 'Beautiful Scarecrow' al más puro estilo Enigma de Michael Cretu y los maquineros 1990. ¿Os acordáis del famoso sonido yunque golpeando de manera repetitiva? Pues eso, parece que a Wilson le ha dado por escuchar música noventera.

Por su parte, 'The Harmony Codex' es una curiosa composición que da nombre al disco y que, aunque por tener ese título se esperaba más de ella, es un buen homenaje al prog electrónico de los 1970 de Tangerine Dream y Vangelis, con evidentes homenajes a la música de ambos referentes clásicos. A la postre, al saber que estamos ante un disco eminentemente electrónico, sí se entiende que sea el tema 'central' y que dé nombre a todo el álbum.

Buen cierre, eso sí, con la bastante notable 'Staircase', sin entusiasmos de por medio, una bastante progresiva pieza donde se funden electrónica y prog con teclados y sintetizadores bastante efectistas y efectivos, pero que ya habíamos escuchado claramente en 'Hand. Cannot. Erase.'. Poco original, por ello. Pónganse este tema en el minuto 6 y 10 segundos. ¡¡¡Anda!!! ¡Pero sí eso ya lo he oído yo!

Así que, como conclusión... ¿estamos ante un disco decepcionante del genio Wilson? Pues es que depende de los estándares de cada uno y sus baremos. Yo, desde luego, esperaba más, y una obra menos anquilosada en su nueva faceta electrónica y de sonidos digitales. Le falta algo más de alma analógica, un saxo o una armónica... tocarnos la fibra y tocarnos, qué leches, la guitarra. Pero bueno, más allá de las filias y las fobias personales, nos encontramos ante una obra bastante notable, de sonido impecable, y que puede contentar por momentos a muchos fans de distintas raíces musicales.


Calificación: 6,5/10 nota 6,5


Pablo M. Beleña