De nuevo, enamorados del encanto de Tesla en directo

Concierto de Tesla en Madrid
Fecha: 24/6/2009, 21:15h.
Teloneros: The Highway To Hell Band
Calificación:

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De nuevo, enamorados del especial encanto de Tesla en directo

Pablo M. Beleña (Fotos: Javi Moreno)

Era la segunda vez que veíamos en Esquizofrenia a los americanos Tesla, aunque la primera en concierto propio. Les pudimos escuchar en el festival Kobetasonik el pasado verano en Bilbao y, como dijimos en su día, fue una de las mejores actuaciones por mucho que no acudieran ni mucho menos como cabezas de cartel. Ahora pudimos comprobar que son aún mejores en un show propio. Impresionantes. Enamoran, encantan y encandilan. Un conciertazo, vaya.

El gran activo que tiene Tesla es que parece un grupo joven, en todos los sentidos. A pesar de una banda ochentena, su público es netamente de una generación bastante moderna. Por supuesto que se vio a seguidores clásicos, incluidos los hermanos heavys del Madrid Rock, pero era una alegría ver mucha chiquillería, incluido un nutrido sector de féminas veinteañeras. Un placer para la vista y para la mente del que ama a la música y al que le gusta saber que esta música nunca muere y siempre renueva a su audiencia.

Pero más allá de esa imagen de grupo actual, contemporáneo, que puede entrar en las nuevas tendencias sin acusar cadenas del pasado, cuenta con una formación de lo más carismática y entregada en directo. Frank Hannon, su líder y guitarrista, es un cañón sobre el escenario. No deja de ganarse al público con mil y un guiño, acercamientos al público incluso bajando las escaleras del escenario y, sobre todo y ante todo, con un 'festival' de cómo tocar la guitarra con calidad y al mismo tiempo con emoción y sabiendo transmitir.

Un lujo verle al mismo tiempo con su guitarra al hombro y dándole a los teclados en los pasajes donde se necesitan unas notas. Y lo mismo para su joven guitarrista Dave Rude, que entró en 2006 y ha participado en su último disco, 'Forever More'. También talentoso y virtuoso, con especial carisma para las nenas y el resto del graderío.

Y qué decir de Jeff, Jeff Keith, un vocalista que me tiene anonadado con su timbre de voz tan rasgado que parece sangrar pero que nunca se apaga, dándolo todo y sin perecer en ningún instante. Quizás jamás pase a la Historia como uno de los mejores cantantes del rock, seguro. Pero se merece un hueco en el Olimpo de los micrófonos. Eso seguro. En directo gana mucho y su conexión con los espectadores es total, casi mágica.

En cuanto al concierto puro y duro, descarga de adrenalina total, haciendo honor a su nombre, Tesla dio un repertorio de canciones eléctricas y enérgicas, aunque cómo no, con guiños a los corazones: sus baladas hicieron las delicias de los cerca de 800 asistentes. Por cierto que aquí es donde metemos nuestra tradicional pero siempre necesaria crítica a la música en Madrid: ¿no hay mejores salas y apuestas por el rock en la capital de España? ¿Por qué tanta Olimpiada y somos incapaces de dar más vida a la música en esta bella ciudad? Público hay, me niego a aceptar que el público madrileño no sea capaz de llenar mejores y mayores salas que una Heineken enana, mal preparada para un concierto de estas características...

Volviendo a las canciones, triunfaron especialmente las más contundentes. La excepcional 'Forever More', del último trabajo, abrió con fuerza la noche. 'I Wanna Live', 'So What' e 'Into The Now', una de mis favoritas, hicieron temblar los cimientos de la pequeña sala antes conocida como 'Arena'. Pero las que más gustaron fueron los clásicos, cómo no. 'Gettin Better' se interpretó magistralmente, 'Modern Day Cowboy' encandiló, y 'Love Song' y 'Love and Devotion' sacó los mecheros al cielo. Bueno, al techo de la sala... Aunque quizás el momento cumbre fue con 'Signs', que consiguió poner al gentío a cantar al unísono uno de sus estribillos más pegadizos.

Yo eché de menos, todo hay que decirlo, mis queridas 'Paradise', 'Changes' y 'Little Suzi', pero hubo de todo y para todos. 17 canciones, casi dos horas y solos eternos que sin embargo se pasaban en segundos. Decenas de púas tiradas a un público entregado y agradecido, choques de manos a los afortunados de la primera fila (ahí nos colocamos, por cierto) y una despedida que nadie quería que llegara. Gracias Tesla. Os volveremos a ver, seguro, y disfrutaremos tanto como la primera vez.

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Pablo M. Beleña
Junio 2009

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