Dream Theater - 'A Dramatic Turn of Events' (2011)

Mismo guión, con distinto director

Dream Theater - 'A Dramatic Turn of Events' (13 septiembre 2011)
Roadrunner Records
País: EEUU; Calificación: 8,5

A Dramatic Turn of Events

1. On the Backs of Angels (Petrucci, Rudess, Myung)8:45
2. Build Me Up, Break Me Down (Petrucci, Rudess, Myung, LaBrie) 6:59
3. Lost Not Forgotten (Petrucci, Rudess, Myung, LaBrie) 10:11
4. This Is the Life (Petrucci, Rudess) 6:57
5. Bridges in the Sky (Petrucci, Rudess, Myung) 11:03
6. Outcry (Petrucci, Rudess, Myung) 11:24
7. Far from Heaven (LaBrie, Petrucci, Rudess)3:56
8. Breaking All Illusions (Myung, Petrucci, Rudess, Myung) 12:25
9. Beneath the Surface (Petrucci) 5:26
Duración total: 1:07'05''

Músicos:
- James LaBrie: Voz
- John Petrucci: Guitarra y coros
- Jordan Rudess: Teclados y continuum
- John Myung: Bajo
- Mike Mangini: Batería

Género: Metal progresivo, Rock progresivo.
Grabado entre enero y mayo de 2011 en los Cove City Sound Studios de Long Island, Nueva York, EEUU.
Producido por John Petrucci; ingeniero sonido: Paul Northfield; mezclado por Andy Wallace; masterizado por Ted Jensen.


Pocos discos en la actualidad han generado tanta expectación como lo nuevo de los neoyorquinos Dream Theater. Tras meses de comentarios, declaraciones de la banda sobre la dirección a tomar, especulaciones de los fans, adelantos de menos de un minuto de sus temas, un single que visto lo visto es de lo más flojo del disco, y una estrategia de marketing digna de una multinacional en telecomunicaciones, con culebrón venezolano de por medio incluido, por fin tenemos aquí 'A Dramatic Turn Of Events'. Y al final de todo, musicalmente hablando que al fin y al cabo es lo que en realidad importa, estamos ante un trabajo con tantos defectos como virtudes.

Varias escuchas han propiciado una mejor asimilación no solo de lo musical, sino de los detalles que rodean este disco. Me explico. Es cierto que Dream Theater le dan un giro a su composición, pero el planteamiento sigue siendo el mismo. Ahí están sus señas de identidad intactas: grandes desarrollos instrumentales, velocidad de la luz en las interpretaciones, giros y cambios de ritmo a cada pestañeo... virtuosismo en estado puro, como siempre, a la par que sentido común a la hora de llegar al oyente, sin llegar a saturar la escucha. Pero no nos engañemos, su sonido hace tiempo que cayó en la monotonía y la redundancia. No hay que confundir un mayor acercamiento a sus orígenes con un cambio en la dirección musical o un paso adelante evolutivo. A la larga es más de lo mismo que les conocíamos. Ojo, que no les penalizo ni critico por ello, pero para los seguidores de base de Dream Theater no es suficiente. A ellos se les exige por defecto la matrícula de honor porque han demostrado ser capaces de conseguirla, e injustamente discos sobresalientes como este siempre son y serán tratados como 'menores' en su discografía. Por otro lado, a sus seguidores más recientes no les agradará ver penalizada la cuota más extrema y metalera (que es lo que les atrajo, en especial con 'Train Of Though' o el último 'Black Clouds & Silver Linings') en beneficio de la melodía y los pasajes más puramente progresivos y clásicos de discos como 'Awake' o 'Six Degrees...'

La salida de Portnoy ha propiciado esa vuelta a sus raíces, un mayor hincapié en las bases melódicas y mayor protagonismo para los teclados y programaciones. A nivel de producción, lo mismo, la batería ya no es lo que se sitúa por delante en la mezcla final, sino que retorna a su sitio como base de apoyo en vez de guía. Ese papel recae ahora en las cuerdas de Petrucci, tan exquisito como siempre, y las teclas de un Jordan Rudess que se corona como el gran protagonista del disco. Con todo, su música recobra también ese halo de optimismo y frescura que les llevó a lo más alto, en contraposición a la oscuridad y crudeza que se había ido adueñando poco a poco de sus composiciones.

Entrando de lleno en el disco, el inicial 'On The Back Of Angels' fue el single de adelanto que ya conocimos hace meses, en el que se mantenía el estilo de sus últimos discos, exceptuando ese inicio que parece sacado de sus primeros discos, con preponderancia de la batería y las líneas más duras al estilo de temas como 'A Rite Of Passage' o 'The Dark Eternal Night' de sus últimas obras. Aunque también daba detalles de la mayor presencia del teclado y una menor agresividad vocal (hecho sin duda que LaBrie agradecerá eternamente). El inicio sintetizado de 'Build Me Up, Break Me Down' puede inducir a error, esperando algo más moderno de lo que finalmente es, un cruce entre 'Forsaken' y 'A Nightmare To Remember' para hacernos una idea, donde Petrucci vuelve a tirar de riffs poderosos y vertiginosos, edulcorados por la melódica voz de LaBrie, no exento de un puntito comercial que lo hace más accesible.

El jugo lo empezaremos a sacar a partir de 'Lost Not Forgotten', la primera joya de un disco que con muy buen criterio se va creciendo según avanzan sus temas. Un tema largo y épico de esos que gustan los de Becklee, con una intro a piano clásico que se torna en lo que bien podría parecer una banda sonora, hasta la entrada del doble bombo y los habituales juegos de teclado y guitarra al estilo 'Octavarium'. Destacar la labor de LaBrie pues tan pronto nos deleita con líneas suaves y dulces como se destapa en aguerridos tonos. La primera canción 'lenta' se presenta con 'This Is The Life', un medio tiempo muy dreamtheateriano, de tintes baladísticos, en el que la guitarra de Petrucci se explaya a gusto en su plano más emocional, por así decirlo, dejando de lado su habitual hipervelocidad, mecida por los teclados deRudess y su ya habitual solo de continuum. Sensacional su cierre épico, reminiscente de su época dorada.

Otro de los momentos álgidos llega con 'Bridges In The Sky', uno de esos temas con mil cambios de ritmo y estructura que hacen imposible su clasificación, y que te mantiene atrapado en toda su extensión por los puentes y giros que conlleva su desarrollo. Su principio es como poco desconcertante, sintetizado y ambiental de tintes étnicos que hace presagiar un corte oscuro, pero nada más lejos de la realidad. Pronto entran en juego guitarra y batería, imprimiendo un ritmo metalero de los de piñón fijo y velocidad máxima, que al cabo del rato empieza a resultar tedioso, justo cuando otro cambio impulsa la melodía de teclados con LaBrie como conductor y Rudess de cómplice, retomando periódicamente el riff metalero principal. Brillante, aunque no sorprendente. Con 'Outcry' nos sobrevuela la idea de que quizá no es necesario alargar mucho los temas cuando lo que has de decir no lo requiere. Es un gran trabajo, con Rudess a la cabeza del quinteto sacando mil y un sonido a sus teclados y sintetizadores, sobre una base rítmica muy machacona comandada por Myungy un bajo muy pesado. El papel de las guitarras es de simple acompañamiento, con penas una línea solista más allá de los riffs, justo antes de un final que vuelve a repetir la estructura central y que dado su metraje podían haberse ahorrado sin problemas, cerrando con el previsible coro épico. Aunque quizá su misión es aumentar la cuota metalera, bastante mermada en este 'A Dramatic Turn Of Events'.

La balada 'Far From Heaven' de LaBrie es tan solo un vehículo de lucimiento para su voz, desnuda y maravillosa, unicamente acompañada por el piano y teclados de Rudess en una estructura inédita en Dream Theater, con solo dos de sus miembros en escena. Y señores, siéntense, relájense y, si pueden, colóquense unos buenos auriculares porque lo que viene a continuación es uno de esos temas que valen el precio de todo un disco: 'Breaking All Illusions' rescata lo mejor de Dream Theater en todas sus épocas, lo magnifica y nos lo entrega en los 12 mejores minutos que les recuerdo en años. Pasajes sinfónicos, orquestales, metaleros al más puro Liquid Tension Experiment, otros casi baladísticos herederos de la fuerza y emotividad del 'Hollow Years', y un solo de guitarra blues de Petrucci a mitad de tema que quedará para el recuerdo. Es como si hubieran aunado lo mejor de 'Scenes From  A Memory', 'Six Degrees...' y'Octavarium', pasado por un tamiz para eliminar las (escasísimas) impurezas que pudieran quedar, y servido en vajilla de lujo, a temperatura bien fría, pues sinceramente te deja helado. Bien pudiera haber acabado aquí el disco, en lo más alto y con una sensación magnífica, pero han elegido para ello otro medio tiempo realmente bien estructurado, semiacústico, donde LaBrie llega a poner la carne de gallina con su interpretación. Una composición absolutamente impensable en el reciente pasado de un grupo que parece haberse liberado de un yugo bastante unidireccional, que había encandilado a muchos nuevos seguidores, pero que cada vez aburría más a los de siempre. Veremos cuanto les dura. Por el momento, sobresaliente.