Steven Wilson, manos a la obra en 2015; crítica de 'Hand. Cannot. Erase'

Steven Wilson, manos a la obra en 2015

Crítica de Steven Wilson - 'Hand. Cannot. Erase'
(27 febrero 2015, Kscope)

Hoy volteamos nuestros ojos y oídos a STEVEN WILSON por motivo de su más reciente trabajo fonográfico “Hand. Cannot. Erase.”, el cual viene cosechando elogios impetuosos en todas las redes progresivas habidas y por haber, además de darle un nuevo vestigio de éxito comercial – algo inusual y a la vez muy de agradecer desde el área del rock progresivo y afines. Se trata de un disco conceptual cuya temática se centra en la vida de una mujer solitaria aunque muy comunicativa y con muchos/as amigos/as; un buen día, de buenas a primeras, desparece totalmente y nadie parece reaccionar ante una ausencia que se prolonga por tres años… hasta que finalmente la hallan muerta sentada en un sofá su casa. Los compañeros de viaje más recurrentes de WILSON son el fabuloso baterista Marco Minnemann, el fenomenal teclista Adam Holzman y el fantástico guitarrista Guthrie Govan, participando también en algunos temas Nick Beggs al bajo y al Chapman Stick. El buen STEVEN se hace cargo de un buen arsenal de guitarras eléctricas y acústicas, sintetizadores, piano, bajo, dulcémele, banjo, percusión y programación de ritmos. Por su parte, Holzman se hace cargo de casi todas las partes de piano acústico y todas las de piano eléctrico, órgano, sintetizador Moog y celesta. WILSON cuenta adicionalmente con la presencia del baterista Chad Wackerman en una canción, la del vientista Theo Travis en otra y la del guitarrista Dave Gregory (el mismo de XTC) añadiendo aportes en tres canciones. “Hand. Cannot. Erase.” fue grabado en setiembre del año pasado y fue publicado en febrero último a través del sello Kscope. Aparte de la edición en CD y en vinilo, también hay una edición deluxe de doble CD (uno con demos) y doble DVD.

El repertorio del disco comienza con el breve prólogo ‘First Regret’, el cual empieza con un breve soundscape de sintetizador para luego derivar en un ejercicio de lirismo electrónico que flota con una cálida lividez. Así se prepara el terreno para la épica emergencia de ‘3 Years Older’, la segunda canción más larga del disco con sus 10 ¼ minutos de duración. Comenzando con un pasaje introductorio ágil y electrizante en 7/8 que se articula en torno al robusto matrimonio de guitarra y batería, no tarda mucho en abrir campo al pasaje cantado, el cual se focaliza en un motivo lento y sereno; parece ser una balada acústica pero es en realidad el inicio de un camino ascendente hacia un explayamiento de contrastes entre ambientes contenidos que desarrollan una inspirada focalización melódica y otros donde el vigor rockero se explaya en generosas dosis de luminosidad típicamente progresiva. Esta luminosidad se vuelve particularmente intensa en la sección final. ¿No será que WILSON sentía nostalgia por aquellos tiempos del “In Absentia” y del “Deadwing” al componer esta canción en particular? ‘Hand Cannot Erase’ es una canción que podemos calificar como pop-rock complejo, al modo de un híbrido de KEANE y COLDPLAY en 7/8 con un aura de grácil existencialismo que nos remite a ciertos estándares del pop alternativo que se ha desarrollado en el mainstream británico desde la segunda mitad de los 90s. Incluye una de las líneas más bellas del álbum: “A love like this makes us strong. / We laugh it off when things go wrong.” También incluye algunas capas de mellotrón idóneas para añadir algo de magnificencia al simplista desarrollo instrumental. ‘Perfect Life’ nos remite ahora a aires de familia con estándares de BLACKFIELD: rock electrónico basado en atmósferas moderadamente densas de sintetizador y un gusto por sutilezas en el desarrollo temático, al modo de un PINK FLOYD “retorcido” por el paradigma de THIS MORTAL COIL. Katherine Jenkins se encarga de hacer las recitaciones en este tema. ¿Son ‘Hand Cannot Erase’ y ‘Perfect Life’ oportunos recursos de diversidad sónica dentro del repertorio del álbum o inoportunas excursiones poperas que contradicen la luminosidad musical que había empezado a instaurar ‘3 Years’? Que el lector de turno decida mientras nosotros nos inclinamos a la segunda alternativa hermenéutica. Como sea, con ‘Routine’, WILSON y sus compañeros de viaje nos devuelven a las gozadas sónicas de larga duración – esta vez, por un espacio de casi 9 minutos. Aunque su ambientación serena nos puede, en primera instancia, remitir a los momentos más introspectivos de la gran opus “The Raven Who Refused To Sing” de hace un par de años, en realidad ‘Routine’ es una canción más cercana a esas canciones donde PORCUPINE TREE exploraba cruzas de prog psicodélico y ambient en sus álbumes entre el 2001 y el 2009. Leo Blair se encarga de hacer el solo vocal aquí, mientras que Ninet Tayeb acompaña en los coros (cosa que repetirá más adelante en ‘Happy Returns’).

‘Home Invasion’ comienza con un extenso jam instrumental que se siente vibrante y vitalista, ostentando un poderoso groove general cuyas responsabilidades compartidas se focalizan en Minemann y Holzman. El solo de guitarra de Govan es, a la vez, filudo y elegante, al modo de una cruza de JEFF BECK y STEVE HACKETT. Ya para la parte cantada, el ensamble vira hacia un enfoque constreñido donde su languidez engañosa sirve como base expresiva del dramatismo existencialista expresado en la concisa letra. Así las cosas, el terreno está preparado para el engarce con el instrumental ‘Regret #9’, un fabuloso despliegue de arquitectura progresiva con talante psicodélico moderno y ciertos coqueteos leves con el prog-metal. Los sucesivos solos de Holzman al Moog y de Govan a su salvaje guitarra brillan con infinito ingenio a la hora de reflejar, sucesivamente, la calma tensa y la incandescencia mental. La coda de piano y banjo con que concluye ‘Regret #9’ abre la puerta a la balada ‘Trascience’, típica pintura de inspiración BEACH BOYS-CROSBY, STILLS & NASH donde la dejadez emocional del canto de WILSON se adorna con una parca instrumentación limitada a guitarra acústica y ornamentos de sintetizador y mellotrón. La novena canción es ‘Ancestral’, la más larga del álbum con sus 13 ½ minutos de duración. La sección cantada se articula en un medio tiempo patentemente robusto aunque con una administración sabiamente controlada de la energía que se va afirmando de forma consistente. La mayor parte de la estructura multi-temática de esta pieza está signada por una ampulosa proyección instrumental que nos remite, nuevamente, a esos tiempos de esplendor de los últimos álbumes de PORCUPINE TREE: riffs filudos de inspiración prog-metalera, secuencias armónicas ingeniosas, relevantemente expresivas capas de teclado, y cómo no, una dupla rítmica contundente que opera como intransigente ingeniera del despliegue sónico global que ostenta orgullosamente su ruda y contundente explosividad. Los aires de familia con el KING CRIMSON 90ero y RUSH son claros de notar, cómo no. Siendo por su solo esquema instrumental el cénit inapelable del álbum, también vale la pena señalar que otra vez encontramos en esta canción unas líneas inapelablemente estremecedoras como “When the world doesn’t want you / It will never tell you why. / You can shut the door but you can’t ignore / The crawl of your decline.”

Ya nos acercamos al final del disco cuando emerge ‘Happy Returns’, balada diseñada para asimilar la rutilante emotividad explosiva de la suite precedente en clave familiar con la faceta más intimista de “The Raven Who Refused To Sing” y, en general, el modelo de balada que explotó numerosas veces en varios discos de PORCUPINE TREE. ‘Ascendant Here On…’ es el breve epílogo del álbum: se trata de una etérea coda de la balada anterior, en base a un arreglo coral y una sobria secuencia armónica de piano. El sonido de niños jugando en la calle se refiere al fondo con que se llenaba los primeros segundos de ‘First Regret’, lo cual indica el cierre del círculo conceptual del disco. Tenemos, pues, en “Hand. Cannot. Erase.” un nuevo testimonio del versátil y meticuloso esquema artístico que maneja STEVEN WILSON en su mente musical, de hecho, una nueva obra importante para la actual vigencia de la provincia progresiva dentro del gran escenario rockero de nuestros tiempos. Aunque no nos ha impresionado tanto como “The Raven Who Refused To Sing” por eso de no explorar más a fondo la dimensionalidad más épica de su visión musical, “Hand. Cannot. Erase.” todavía merece ser calificado como un disco altamente recomendable dentro de una buena colección de rock artístico.


Nota: -/10



firma cesar inca mendoza

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