Still I’m Sad

 Eran las diez de la noche aproximadamente, cuando Pablo me avisó vía mail del rumor sobre la muerte de Ronnie. Rápidamente entré en su web, y me quedé perplejo. No estaban las secciones habituales. No estaba su foto, ni los dragones, ni el foro, ni nada de nada. Sólo una pantalla negra con el escueto y doloroso texto blanco que escribió Wendy, su mujer, confirmando la noticia.

Lo que sentí en ese momento, y aún hoy con el paso de las horas, es difícil de explicar. Nunca le conocí personalmente, por supuesto, pero una sensación rara se ha apoderado de mí. Como si hubiese perdido a un amigo de toda la vida. Y reflexionando, así es. Nunca hablé con él, ni compartí una cerveza en una barra de bar. Ni siquiera vimos un partido juntos en la tele. Pero desde hace muchos años, más de los que han durado otras amistades, él ha estado ahí, junto a mí. Cuando caminaba hacia el instituto o la facultad. Cuando nos íbamos de acampada. En mil y una juergas en los bares rockeros de Madrid. En fiestas en casa de otros colegas. En los conciertos. O incluso en mis ratos de soledad en casa. Sin ir más lejos, estos días sonaba por mis auriculares una joya grabada en directo en 1982, bajo el nombre de Black Sabbath, en el Hammersmith Odeon londinense.

Y es por esto que, al menos para mí, Ronnie no ha muerto. Ronnie todavía me cantará “Holy Diver” al oído un millón de veces más. Me estremeceré con su voz dulce en “The Temple Of The King”, o agresiva en “Kill The King”... Tantos y tantos temas con Elf, con Rainbow, junto a Iommi, o con su nombre en los créditos, le mantendrán vivo para siempre, a nuestro lado.

Hoy más que nunca, ¡¡¡LONG LIVE ROCK N’ ROLL!!!, amigo DIO.



Bookmark and Share