Crítica del disco de Symphony X - 'Iconoclast' (2011)

Un esperado regreso con claroscuros

Symphony X - 'Iconoclast' (17 junio 2011)
Nuclear Blast
Calificación: 7,5

1. Iconoclast
2. The End of Innocence
3. Dehumanized
4. Bastards Of The Machine
5. Heretic
6. Children Of A Faceless God
7. Electric Messiah
8. Prometheus (I Am Alive)
9. When All Is Lost

Duración total: 1:03'10''

Músicos:
- Russell Allen: Voz
- Michael Romeo: Guitarra
- Michael Pinnella: Teclados
- Michael Lepond: Bajo
- Jason Rullo: Batería

Género: Metal progresivo.
Grabado entre 2010 y 2011 en los estudios The Dungeon, propiedad de Michael Romeo.
Producido por Michel Romeo.


Symphony X siempre será conocida como "la otra gran banda" de metal progresivo estadounidense. Siempre han lidiado en la élite, pero injustamente en los puestos de mitad de la tabla, para entendernos. Más arraigados en el metal guitarrero que otras bandas, los más puristas progresivos le han negado el baño de masas que otras bandas, por menos, han conseguido. Que si sus discos son todos muy parecidos; que si el espacio entre trabajo y trabajo se hace eterno; que si sus giras pecan de cortas... Éstas y otras muchas son las razones que esgrimen sus detractores.

Pues bien, cuatro años después de 'Paradise Lost', están de vuelta con un trabajo que tiene muchísima calidad, pero que seguirá dando argumentos a quienes reniegan de los de Nueva Jersey. Para empezar, y desde ya, no me parece que supere a 'Paradise Lost', disco que supuso un punto y aparte en su discografía por su gran calidad. Por otro lado está el excesivo metraje, que en su edición especial es de hora y media casi, dividido en dos CD y con algún que otro corte desechable para mi gusto. Como último bache, la temática del disco no es que sea muy original. La rebelión de las máquinas y los peligros de un mundo cada vez más mecanizado y en manos de la tecnología se me antoja un argumento demasiado manido.

Lo primero que llama la atención tras su escucha es una sensación algo contradictoria. Por una parte, su calidad es innegable, siendo un trabajo muy directo y disfrutable. Pero por otro lado se echa en falta algo de avance en la banda. Prima la parte heavy sobre el plano progresivo, punto en el que dan un pequeño paso atrás. Por supuesto que sus pasajes hipertécnicos y veloces siguen ahí, y las instrumentaciones a cargo de Romeo y Pinnella mantienen su elegancia precisión características, pero se hubiera agradecido un poco más de riesgo y sobre todo innovación. O mejor dicho variedad, porque la sensación es que salvando momentos puntuales muy brillantes, todo suena a ya escuchado con anterioridad. Al final, lo que queda, es la sensación de que estamos ante un buen disco de Symphony X, con todo lo que en ellos es habitual, pero que no dejan de ser Symphony X, con todo lo que eso significa.

Lo que no cambia, afortunadamente, es la voz de Russell Allen, quien una vez más muestra un dominio avasallador en su registro. Melódicos, agresivos, agudos, guturales. Lo que sea, pues su garganta es toda una caja de resonancia, donde tiene cabida casi cualquier tonalidad, y muy especialmente en esta ocasión su faceta más agresiva, de acuerdo al enfoque del disco.

De inicio, Symphony X pone toda la carne en el asador con 'Iconoclast', tema título de muy altas pretensiones y mayor duración. No se dejan ninguna bala en la recámara y deciden abrir con un corte muy trabajado y directo, donde muestran todo el abanico estilístico de que disponen. Riffs cañeros, melodía, pasajes sinfónicos y coros orquestados, donde todos sacan a relucir lo mejor de sí mismos, recordando a aquella maravilla que fue 'The Odissey'. 'The End Of Innocence' fue el single de adelanto, fiel a su propio estilo, con una gran melodía y un estribillo poderosísimo. Aprovechad para disfrutar de elementos clásicos como sus teclados, pues es algo que no se prodigará en exceso en el disco, quizá los mayores damnificados por la re-orientación más metalizada de su propuesta. 'Dehumanized' hará las delicias de los metalheads. Crudo, contundente, con una batería que ruge como una apisonadora, unos riffs salvajes a cargo de Romeo y Allen literalmente desgañitándose en el estribillo de una canción puramente thrash. Continuista en esta línea son también 'Bastards Of The Machine', más acelerada si cabe que la anterior y con un Romeo pletórico, y 'Heretic', más predecible y repetitiva.

Poco afortunado es también 'Children of a Faceless God', por lo descafeinado de su estribillo en exceso melódico, que poco tiene que ver con el desarrollo del resto del tema, contrariamente heavy. Sin embargo, cuando a continuación te encuentras con un temazo como es 'When All Is Lost', se despejan todas las dudas que pudieras tener y acabas rendido al genio de Symphony X. Aquí si vamos a encontrar esa introspección en su sonido, con una vuelta de tuerca en las composiciones y arreglos orquestados que todos esperábamos, en una canción que va de menos a más, empezando con Allen casi susurrando mecido por los teclados de Pinnella, para degenerar poco a poco en el corte dinámico, épico y coral que se espera de los americanos, y que lo hacen auparse a lo más alto no solo de este disco, sino de su catálogo. Inmensos. Sin duda el mejor cierre para este primer CD de la edición especial.

Abriendo el segundo redondo, 'Electric Messiah' sigue la senda marcada en cuanto a estilo directo, agresivo y potente, con Allen como maestro de ceremonias y uno de esos estribillos marca de la casa que ciertamente podían haber trabajado un poco más. 'Prometheus (I Am Alive)' es de lo más oscuro que han hecho nunca, plagado de cambios de ritmo y aunque el experimento les sale algo inconexo, se agradecen intentos algo más innovadores como este. Lo mejor viene con 'Light Up The Night', velocísimo corte de puro metal épico como solo ellos saben facturar, y de nuevo un estribillo disfrutable cien por cien.

'The Lord of Chaos' peca otra vez de estructuras mil veces acometidas, siendo casi imposible mantener la concentración a estas alturas en un tema que da la sensación has escuchado demasiadas veces. Como cierre, esta vez sí, una acertadísima 'Reign in Madness', que retoma el camino progresivo y sinfónico al que nos acostumbraron en sus más de quince años de andadura: trabajada en mil y un arreglos, tanto metaleros como acústicos, bien conjuntados y apostando por los ases de la banda: los riffs de Romeo, los colchones omnipresentes de Pinnella que no dejan un hueco vacío, una base sólida con Rullo y Lepond sustentando todo el peso de la canción, y el rey Allen modulando como solo él sabe hacer. Otro de los grandes cortes de 'Iconoclast' para dejar buen sabor de boca.

En resumidas cuentas, no es un disco más de Symphony X, sino que se ve el esfuerzo y trabajo dedicado a esta entrega. El crecimiento como banda a nivel compositivo es palpable y, digámoslo así, los temas buenos son inmensos. El problema está en que quizá han querido dar más de lo que realmente necesitaban dar. Algunos temas son susceptibles de catalogarse como relleno, y esto no es buena noticia en una banda que siempre se caracterizó por su honestidad.

>>Symphony X, también en Madrid en su gira por España>>

Puntuación: 7,5/10