The Devin Townsend Project - 'Ghost' (2011)

Fantasmagórico, etéreo, perdido

The Devin Townsend Project - 'Ghost' (20 junio 2011)
HevyDevy / InsideOut Music
Calificación: 7

1. Fly (4:15)
2. Heart Baby (5:55)
3. Feather (11:30)
4. Kawaii (2:52)
5. Ghost (6:24)
6. Blackberry (4:53)
7. Monsoon (4:37)
8. Dark Matters (1:57)
9. Texada (9:30)
10. Seams (4:04)
11. Infinite Ocean (8:01)
12. As You Were (8:47)
Duración total: 1:12'45''

Músicos:
- Devin Townsend: Voz, guitarra, bajo, sintetizadores, ambiente, banjo
- Kat Epple: Flauta
- Dave Young: Teclados, sintetizadores, harmonium, Ableton Live, mandolina
- Mike St-Jean: Batería, percursión
- Katrina Natale: voz

Género: Ambient, rock progresivo, new age.
Grabado entre agosto y septiembre de 2010.
Producido por Devin Townsend.


Igual que Opeth hace años grabó simultáneamente 'Damnation' y 'Deliverance', Devin Townsend sacó a finales de junio 'Deconstruction' y 'Ghost', dos discos que, como en el caso de Opeth, son completamente diferentes entre sí y de los cuales también uno supone un trabajo alejado de los patrones habituales de un músico que se ha movido durante gran parte de su carrera por los terrenos del metal extremo. Pero más allá de esto, todas las posibles analogías entre Devin Townsend y Opeth desaparecen, porque para empezar 'Damnation' se mueve más por el rock progresivo y 'Ghost' por la música ambiental.

'Fly' gira sobre el sonido de una guitarra limpia y la voz suave de Devin Townsend, a la que se le unen los coros de Katrina Natale. La canción pronto se llena de los ruidos efectos y envolventes que acostumbran a tener las producciones del canadiense y también aparecen las tímidas flautas de Kat Epple, que impregnan todo el disco. En 'Heart Baby', estilísticamente parecida a la anterior, empiezan a adquirir una mayor presencia.

Las voces agudas de Devin Townsend en 'Feather' recuerdan a ese sonido etéreo del último disco de Anathema, casi intangible. Y la canción va muy bien hasta que alrededor del minuto cinco hace aguas, literalmente, pues como premonición de lo que está por venir escuchamos un sonido parecido al de un pequeño flujo de agua. Pierde toda la intensidad que tenía antes y unas voces femeninas, un piano y luego una flauta se adueñan de la canción. Ahí empieza a salir a flote parte de lo que a mi juicio es el problema de este disco.

Pero por el momento, volvemos a poner los pies en la tierra con la sencilla 'Kawaii', con sus acordes de guitarra acústica envueltos en unos teclados, sobre los que el canadiense deja caer su voz. El disco continúa por buen camino con su canción homónima, 'Ghost', y sus alegres melodías.

'Blackberry' empieza con el extraño sonido de unas ranas, que pronto da paso al banjo de Devin Townsend. Nunca pensé que una canción con nombre de móvil pudiera llegar a ser así de bonita -ellos se entenderán entre canadienses-, pero Devin Townsend lo consigue aquí con el dueto que hace con Katrina Natale, siempre con el banjo de fondo, dándole un toque personal y diferente. Al final 'Blackberry' es una canción sobre un amor joven en las vides de zarzamora y, junto con las dos canciones anteriores, constituye el segmento más sólido de todo el disco.

A partir de ahí, el disco comienza a decaer y a mí se me empieza a hacer cuesta arriba. A 'Blackberry' le sigue 'Monsoon', una canción instrumental en la que predomina la flauta sobre unos loops, y luego le sucede 'Dark Matters', en la que, continuando con el loop y la flauta, vuelven las voces etéreas de Devin Townsend. Y así continúa el disco con sus tres últimos cortes, en esta segunda mitad que es, desde luego, mucho más ambiental.

Y como ya apuntaba, ahí reside el problema. Devin Townsend compuso muchísimas canciones y, como se dio cuenta de que podían clasificarse en cuatro estilos diferentes, decidió sacar los cuatro álbumes de Devin Townsend Project, cada uno diferente al otro. Pero este 'Ghost' le ha salido bicéfalo. Por una parte, encontramos el estilo más directo y sencillo de la primera parte del álbum, y, por otra parte, tenemos una segunda parte mucho más ambiental, que comparativamente no tiene la misma fuerza que la primera. Y otro problema es que, igual que las canciones se pasan de duración, el disco se hace demasiado largo con sus más de 70 minutos.

No es una cuestión de ir en contra de las largas duraciones porque sí, pues el progresivo ha dado muchísimos ejemplos de las grandes obras que se pueden hacer en diez, quince, veinte o más minutos. La cuestión es que Devin Townsend no consigue hacer interesante tantos minutos de canción. Esa parte ambiental se basa mucho en la repetición, pero no como géneros como el post-rock consiguen hacer, que a base de repetir y repetir, mientras se introducen ligeras variaciones, va aumentando la intensidad del tema.

El problema es que si el álbum se juzga desde una óptica progresiva, en cuyo juego a veces entra, este 'Ghost' es un disco fallido. Porque no consigue ser un álbum que invite a ser escuchado de un tirón ni que sumerja en un viaje musical. Quizá funcione mejor para ser escuchado de fondo. Y es que por más que se escuche, 'Ghost' no consigue solidificar. Sigue siendo etéreo y quiere volar lejos de nosotros, muy lejos.