Ulver - 'Wars Of The Roses' (2011)

Emotiva oscuridad

Ulver - 'Wars Of The Roses' (25 abril 2011)
Kscope
Calificación: 7

February MMX – 4:11
Norwegian Gothic – 3:37
Providence – 8:10
September IV – 4:39
England – 4:09
Island – 5:47
Stone Angels – 14:56

Músicos:
Daniel O’Sullivan: guitarra, bajo, teclados
Kristoffer Rygg: voz
Jorn H. Svaeren: batería
Tore Ylwizaker: teclados

Invitados:
Ole Alexander: programación
Tomas Pettersen: batería
Atila Csihar: voces
Emil Huemer: guitarra
Trond Mjoen: guitarras y bajo
Anders Moller: percusión
Steve Noble: batería y percussion
Daniel Quill: violén
Siri Stranger: voces
Stephen Thrower: clarinet
Alex Ward: clarinet
Stian Westerhus: guitarras

Grabado en 2011, en los Crystal Canyon Studios, Oslo (Noruega) y Orgone Studios, Londres (Inglaterra).
Género: Rock Progresivo, Post Rock, Ambient, Experimental
Producido por John Fryer & Ulver.


Regresan los noruegos Ulver con un disco inclasificable dentro de su ya de por si inclasificable estilo. Me explico. Abanderados tiempo atrás de los sonidos oscuros y blackers, primero, y depresivos después, en esta ocasión se presentan nuevamente experimentales con un disco más plano, digámoslo así, y asequible al oyente general. Me atrevería a aventurar que a sus seguidores no les va a entusiasmar mucho este nuevo giro.

Y es que aunque la calidad está ahí, qué duda cabe, por momentos ‘Wars Of The Roses’ se torna tan intimista que parece olvidarse de que tras los altavoces hay alguien escuchando, y por ende atento interesado, dejando que la monotonía reine sin pudor. Y es una lástima porque como digo es un álbum sobrado de calidad. No es tampoco algo que vaya a molestar a la banda, pues ya están más que acostumbrados a descolocar a los fans. No en vano a lo largo de los años, en sus 8 discos han pasado de elaborar Black Metal de manual, puro y radical, a folk pagano, gótico o esta última etapa más íntima, donde la experimentación y la fusión del rock con elementos pop o incluso trip-hop imperan en su oferta musical. Ante todo eclecticismo.

De inicio, 'Wars Of The Roses' abre con cierta incertidumbre, con el pop rock que impregna 'February MMX', dulcificado en exceso por los teclados. 'Norwegian Gothic' sí que trae a los Ulver más recientes, con pasajes más intrincados, voces más oscuras y una sección de cuerda y violín realmente interesante y experimental, elementos que cobran todo su esplendor en 'Providence', probablemente el mejor tema del disco, donde la instrumentación es brillante y compleja, anárquica por momentos, enriquecida por los pequeños detalles como el clarinete o un piano majestuoso.

Con 'September IV' se da un vuelco hacia terrenos más neoclásicos, góticos incluso, en un bálsamo de canción, opresiva por momentos, reforzada por una voz que recita más que canta y una parte central muy jazz. Por su parte, 'England' se torna minimalista y muy progresiva, destacando por su percusión asincrónica y unos teclados casi desnudos de acompañamiento instrumental. En la recta final del álbum, 'Island' se sitúa en el plano más clásico del progresivo, irrumpiendo los sonidos y efectos sintetizados, dejando a un lado la experimentación y apoyándose en influencias clásicas del calibre de Pink Floyd o los primigeneos Porcupine Tree.

Como cierre, 'Stone Angels' pondrá a prueba la paciencia del oyente, hiperrelentizada, extensa, sutil, armónica y sombría. Con casi un cuarto de hora de duración, Daniel se olvida de cantar para en su lugar simplemente recitar estrofas, mientras los instrumentos, lejos de jugar en común, van desarrollando sus líneas de forma independiente e inconexa, lo que produce una extrañísima sensación en la primera escucha. Necesitarás algún que otro intento para cogerle el punto a un corte que pese a la primera impresión, ofrece una gran variedad de detalles.

En definitiva, 'Wars Of The Roses' es un trabajo delicado y personal, elaborado para oídos finos y exquisitos, poco complacientes, que requiere sobre todo paciencia y dedicación. Al menos una escucha atenta, con la mente en blanco y a ser posible relajado en la penumbra de tu sofá, te harán descubrir una obra preciosista y cuidada, alejada de la frialdad y oscuridad que inicialmente produce.