Sé que va contra mis propios principios. Pero al fin y al cabo creo que será solo temporalmente.
De unos días para acá, como que no puedo con el progresivo. Algún tema suelto, si es un clásico reconocible mejor, pero ni mucho menos aguanto un disco completo. Demasiado rebuscado para mis necesidades actuales. Máximo, la nueva hornada más agresiva.
El cuerpo me pide caña. Cuanto más, mejor. Música potente, transgresora a poder ser. Debe ser el 'Mal de Bascuñana ', que llaman los médicos.
El trhash es un buen remedio para la mañana. Y por la tarde no hay nada como el buen speed metal ochentero. Para dormir, unas gotitas de heavy metal clásico, y como nuevo.
La receta es bien sencilla: caña, caña y más caña para liberar el exceso de adrenalina. Pero a este ritmo me temo lo peor. Quizá acabe con una sobredosis, y me horroriza pensar que un día puedo caer en las garras del detah metal por completo. Parece que cuanto más “consumes” más necesitas, y no descartaría llegar a extremos insospechados. Aaaarggh!!!!
No. No puedo acabar así. Tengo que hacer algo ya. Esta misma tarde me voy a someter a una cura de choque: comenzaré con algo de Camel. Si. Acción directa. Seguiré con Jethro Tull, por ejemplo, y así hasta acabar con Yes. Quizá no sea buena idea algo tan radical. Claro que no. Mejor con algo más asequible, progresivo pero cañero también. Rush, Queensryche... algo de Fates Warning o Savatage… El “Train Of Thought” a lo mejor… ¡¡¡Qué demonios!!! directamente Opeth, Cynic y a ver qué pasa después. Eso me suena mejor.
Decidido. Eso sí, primero voy a terminar de escuchar el box set de Motörhead que tengo puesto, que ya solo me quedan tres horitas para que se termine.
